OBRA: DIAGNOSTICO: ROTULISMO
EGE CON EGE: GOTULISMO
Nadie le ha preguntado a Blumberg a qué se refiere cuando dice “comisería”: se sobreentiende que es “comisaría” no solo porque es sencillo reemplazar una vocal por otra, sino porque su léxico incluye muchas palabras referidas a la seguridad y a la represión del delito, por lo que nadie entendería “camisería” o “carnicería”. Sin embargo, cuando alguien no pronuncia bien las erres, el cerebro receptor parece no poder decodificar lo escuchado y, por ejemplo, aun señalándosele un estadio deportivo en la zona de Caballito, quien oye “Esa es la cancha de Fegocaguil Oeste” parece estar más cerca de entender “Milanesas a la napolitana” que “Esa es la cancha de Ferrocarril Oeste”. Sí: quienes padecen esta dificultad suman a su problema el de oyentes poco voluntariosos o nada imaginativos y, para peor, hasta la ciencia parece burlarse de ellos al ponerle un nombre impronunciable a su propio diagnóstico: rotulismo. Ser como un alófono en el terruño parece haber convertido a Leo en un chico retraído. Y, ya no tan chico, ahora está corrigiendo sus erres poniéndose en manos de una fonoaudióloga, Gladys, con quien mantiene un vínculo enrarecido. Hacia dónde puede encaminarse esa relación entre una mujer seductora que ostenta la posesión del saber y de la cura, y un joven tímido, esmirriado y sometido a la repetición de unos ejercicios pueriles –que, paradójicamente, le permitirán hablar como un adulto– quizás nos lo responda la llegada de Carlos, otrora paciente de Gladys, quien parece haber superado junto a ella el rotulismo, más no otras cosas. Maximiliano de la Puente es el autor de esta sesión única y prolongada de Leo (que bien podría haber sido la de un personaje encarnado por Woody Allen) en la que los problemas de la dicción –que se sospecha son vividos como gravísimos– dan paso a otros que ponen en juego lo emocional. Y toda la obra parece estar atravesada por la sensación de que, con rotulismo, ceceo o la pronunciación más clara, siempre hay algo que el otro no nos entiende, y viceversa. Sin embargo, la realidad aciaga que viven los personajes está desarrollada como comedia, porque el trazo naturalista del relato es el mismo que alimenta los crecientes toques de absurdo, como en la vida misma. El autor asume en esta puesta el rol de Leo, transmitiendo una energía agónica, como si cada acción, cada palabra suya implicase la quema de los últimos cartuchos en pos de su autoafirmación. La pretendidamente sutil dicotomía de Gladys está sostenida en la intensa y profusa en matices actuación de Carolina Zaccagnini, a la vez puestista y directora junto al autor. Gonzalo Kunca completa el elenco con un Carlos creíble desde su vínculo con Gladys hasta en ademanes propios de su profesión. Con sobriedad, sin estridencias, pero no escatimando recursos en lo esencial, este equipo resuelve más que dignamente el trabajo que encara. (Digresión quizás tardía: si lo expuesto en el primer párrafo de este artículo les ha sonado a una clara toma de partido, no se equivocan. Es que gracias a este interesantísimo texto de De la Puente y a esta plausible puesta he dado –por fin y de manera placentera– con la adecuada designación de mi inveterado pero hasta ahora innominado diagnóstico: rotulismo.)
LUCHO BORDEGARAY
OBRA: DIAGNOSTICO: ROTULISMO
LUGAR: Ciudad Cultural Konex. Sarmiento3131 Reservas: 5237-7200
Miércoles. a las 20:30 hs. - Localidades: $ 20.-
AUTOR: Maximiliano De La Puente
INTERPRETES: Carolina Zaccagnini, Gonzalo Kunca y Maximiliano de la Puente.
DIRECTOR: . Carolina Zaccagnini y Maximiliano De la Puente.
CALIFACIÓN: HAY QUE VERLA
martes, 13 de mayo de 2008
Lucho Bordegaray, Revista Llegás
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